viernes, 14 de diciembre de 2012

Impuntual y tornadiza primavera

No puedo olvidar ese pequeño rayo de sol que penetro aquel día, toda esa cargada neblina que obstaculizó un cambio temporada y, adicionalmente, de página. Era una iluminada línea que determinaba el paso de una etapa de frío a otra que, para nosotros, podía resultar más cómoda. Aquellas hojas secas que dejo caer el pasado otoño, al fin terminaron de volar, dando ganas de que broten unas nuevas en otros árboles. Sí, creo que llegó la primavera.
Recuerdo que a inicios de año, una de las cosas que mencionó mi mejor amiga acerca del tiempo y de cómo se divide, es que la gente siempre se enamora después de pasar la mitad del año; quizás fue una indirecta relación de las tantas que se le atribuyen a la primavera con el amor. ¿Enamorarse en primavera? ¿Y por qué no? No creo que solo salga en las películas. Sin embargo, la presente primavera, definitivamente, no ha sido igual a las demás; a diferencia del resto, le costó mucho finalizar el invierno, pero ya está, aquella impuntual y tornadiza primavera ya llegó.
La mayoría de ustedes pensará que esta primavera, o mejor dicho, que este relato trata de un nuevo amor; les confirmo que, precisamente, no es así. Si bien sabrán, esta primavera tocó mi puerta ya estando enamorada; ¿para qué enamorarme?  Estoy muy segura que la mejor opción, o lo que esta primavera quiso para mí fue olvidarte y si de algo me fuera enamorar, que sea de la vida. Sacar de mi jardín todas las hojas secas que encuentre y plantar un nuevo árbol que brote unas nuevas, de otro color, otro sentido.  No les negaré que un chico marcó el inicio de mi primavera con ese pequeño rayo de sol y, coincidentemente, esos días de frío y lluvia marcaba el tornadizo camino con muchos recuerdos que aún no dejaba de sentirlos latentes. Eso fue lo que diferenció esta primavera de cualquier otra: el indeciso clima y la dificultad de pasar a otra temporada y, paralelamente, de página o cambiar de historia.
No es nada fácil olvidar y sobre todo si recién descubres realmente lo que es estar enamorado, pero tampoco es imposible; lo digo yo que en serio me costó. Tengo la suerte de tomar y confiar en todas las señales que me manda la vida y los ángeles que siempre me acompañan, y transformarlas en incompletas respuestas que solo las puedo completar yo con los pasos acertados que dé. Una de ellas fue poco a poco ir recordando lo hermoso de guardar una ilusión, lo increíble de una sonrisa brindada y la risa que se escapa después de recibir una mirada. Fue ahí cuando supe que no solo estaba perdiendo el tiempo, también perdía una parte de vida. Deben saber, si ya no vives lo que anteriormente mencioné, ya no vale la pena insistir, solo hace falta pasar la página o cambiar de libro.
No sabía olvidar o quizás ya lo olvidé, lo cierto es que ya debía de terminar con esta inútil lucha de tratar de recuperar tiempos que no volverán. Puede que nunca te olvide, pero llegué a superarte y dejar de extrañarte. Hacía falta sacar todo lo que llevaba adentro, sacar todo aquello que se ocultaba en el fondo de mis cajones y no me dejaban tener un nuevo orden. No perdí mi orgullo al decir que estaba enamorada, lo hubiera perdido al seguir insistiendo en algo que ya no daba. Liberé todo lo que no me dejaba avanzar, saque toda piedra de mi camino para que no me doliera seguir caminando.
Y es que de eso de trata la primavera. De una temporada que despeja el camino que tienes por delante y es tan bello que perderías el tiempo mirando hacia atrás, de una etapa de cambio para darnos cuenta que no vale la pena seguir coleccionando hojas secas que cayeron de nuestro viejo árbol y se vuelven mucho más fáciles de romper. Puede que la primavera te atrape en forma de amor como también de un nuevo comienzo, pero de alguna u otra forma, te atrapará. A mi parecer, fue una primavera algo complicada de cambiar, pero aprendí gracias a eso que detrás de cada nube gris se esconde un hermoso rayo de sol. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

Gracias 'Mi' Amor

Que difícil resulta decir adiós a esa persona con la que “pudo y no fue”, que difícil resulta despedirse de una historia que se quedó en ilusión y eterna curiosidad, que difícil resulta terminar un cuento donde a cada oración que yo escribía, él solo aportaba con un punto y aparte. No les mentiré, no ha sido nada fácil sentir mil emociones que generaban constantes terremotos sentimentales e inundaciones de ilusiones y desilusiones, no ha sido fácil dejar de preguntarme “¿qué hubiera pasado si…? y responderme sola “sencillamente no pasó, pero gracias por la experiencia”. ¿Gracias? Sí, la verdad siento que debo muchos agradecimientos antes mi nunca notable despedida. No importa como ni por qué termino, mejor dicho, por qué nunca sucedió o se concreto; al fin y al cabo, agradezco todo lo bueno y malo que pasó mientras duró.
Empezaré por agradecerte a ti por despertar en mi nuevas emociones y sentimientos que en algún momento llegué a cuestionar su posible aparición, quizás felicidad en su extrema magnitud de tan solo recibir una mirada o una sonrisa, de sentirte en el cielo literalmente al sentir un abrazo o solo la cercanía de esa persona y qué decir de un beso. Supongo que no me siento preparada matemáticamente para enumerar las veces que no recuerdo haber llegado a mi casa estando sobria de alcohol, pero ebria de su sonrisa y drogada de su corazón.
Gracias por la experiencia de aquellas desveladas esperando tu llamada, tu respuesta o como se dice ahora ‘cualquier señal de vida’, y sobre todo, cualquier señal de que lo ‘nuestro’ aún seguía vivo. Gracias por las tantas madrugadas que pasé pegada a aún auricular con la sonrisa estampada, por demostrarme que el efecto madrugador puede más que cualquier detector de mentiras o miedo de decir lo que sentimos o pensamos, por enseñarme que en muchas ocasiones es más fácil soñar con los ojos abiertos y que en algunos casos muchos de mi sueños no superaron la tan maravillosa realidad.
Gracias por estimular esta locura de amor que todo este tiempo sentí, todo aquello que me impulsó a volver a poseer la inocencia de niña de querer llamar la atención de aquel principito, a correr o caminar de más solo para llegar hasta donde tu estés sin importar si recibiría algo a cambio, pero los largos abrazos y besos en la mejilla que me regalaste fueron el motor y motivo de seguir intentando una ves más llegarte a enamorar. En realidad, esta locura de amor como prefiero llamarle yo, fue lo que me incentivó a hacerte creer que a veces las casualidades son meros esfuerzos de una enamorada para caracterizarlos como tal.
Gracias por hacerme no controlar estas diarias ganas de extrañarte tanto e ir hacia donde no tenía que ir solo para verte. Gracias por aparecer en cada lugar, en cada rostro y en cada cielo. Gracias por crear en mi una rápida capacidad para imaginar millones de películas al cerrar los ojos e interpretas las letras de canciones como mis nuevos guiones, todo esto en el largo recorrido del microbús. Gracias por mejorar cada sueño y salvar cada pesadilla. Gracias por enseñarme a camuflar sonrisas y secar lágrimas que hasta el día de hoy aún las siento.
Gracias por regalarme la tan maravillosa experiencia de sentir lo que es una “atracción a primera vista”, lo que es dejar que largo tiempo pasé y sentir la misma química de aquél último momento que te tuve cerca. Gracias por darme las ganas de querer decir a todo sí, por hacerme perder el miedo de arriesgarlo todo para superar el peor miedo de nunca saber lo que hubiese pasado, por animarme a las nuevas aventuras y no volver a encerrarme en mis fóbicas ideas y, lo más importante, a dejar que mi escondida habla que solo se manifiesta entre teclados y lápices haya tenido la valentía de admitir que por primera vez se enamoró, gracias a eso pude darme cuenta y quizás dejar bien en claro que no fui, soy ni seré aquella chica insensible y de pocos sentimientos que alguna vez un grupo de personas me categorizó, supe lo que es llorar por amor y de alguna muy mala decisión. Gracias por hacerme sentir tu presencia y ausencia en cada gota del alcohol que necesitaba en algunas ocasiones para matar aquellas mariposas de mi cuerpo.
Siendo un poco más resumido, gracias amor por enamorarme. Claramente hubiera preferido que todo esto tuviera otro final y en esta ocasión no haber escrito un estereotipo de renuncia a ti. Definitivamente diste muchos pasos en falso y muy pocos acertaron, apareciste nuevamente en mi camino un poco menos de la cantidad de veces que desapareciste, me elevaste al cielo y conocí el subsuelo al ver más de una vez tu intento de ser feliz junto a otra. Sí, acepto que yo tuve mucho de miedo de volver a ser lastimada; pero tú, mi gran amor, solo tuviste miedo de ser feliz.
¿Te deseo el mal? No para nada, al contrario, mi mayor deseo es que en alguna oportunidad llegue a tu vida esa persona que mueva a gran velocidad tu mundo sin dejarte caer, que fortalezca todos tus sentidos, aquella con la que sientas que puede subirte al cielo en un momento y en otro te encuentres ardiendo en el fuego más frío. Algo un tanto parecido a todo lo que a lo largo de este tiempo me hiciste vivir. Gracias por esta eterna ilusión y rápida desilusión. Y tranquilo, no temas; el mundo da vueltas, pero yo ya di media y me fui. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

De pin pon a un Max Stell

¿Cuánta importancia puede darle un niño a su juguete? Puede que mucha como para no querer jamás renunciar a él. Sí, es comprensible. Recuerdo que a esa edad no importaba cuanto tiempo el juguete se mantuviera sin ningún rasguño o pequeño golpe, todo el momento que estuvo intacto fue maravilloso e inolvidable. ¿Cuánto es lo que depositamos en él? Todos nuestros sueños de llegar a grande, todas nuestras batallas y fantasías. Vivir toda esa etapa con su fiel compañía, cada aventura que nuestra mente inventaba para que la misma realidad este basada en sueños.

¿Qué hacemos cuando se rompe nuestro primer juguete? ¿Es tan difícil desatar el cordón que nos une a él evitando dar una oportunidad a un juguete que nos ofrece más para ser felices? Siendo una pregunta un tanto más global: ¿Por qué nos da tanto miedo probar cosas nuevas? A decir verdad, en el preciso momento en el que un juguete se descompone deja de ser el mismo para siempre, puedes intentar volver a armarlo con el pegamento más fuerte que se haya inventado y lograr unir todas sus piezas, pero nunca se podrán borrar esas rajaduras que siempre nos asegurarán otro posible rompimiento, como dije, ya nada será igual. Naturalmente, la mayoría de las personas siempre opta por la opción de intentar volver a juntar las piezas de este juguete descompuesto, sencillamente porque nos resulta la salida más “fácil y segura”, pero en muchos casos siempre terminamos haciéndonos daño con una de las piezas rotas.

Volveré a mencionar la pregunta principal, pero esta vez mucho más general: “¿Por qué nos aferramos tanto a nuestro pasado?" Deben saber, si el pasado fuese bueno, se llamaría presente… sé que para la mayoría no es el caso, el mío tampoco. ¿Qué puedo decir? La vida es demasiado corta e imprevista que no nos alcanza el tiempo para sentir miedo, a menos que no quieras ser parte del mundo y mantenerte respirando dentro de una burbuja. ¿Por qué no arriesgarse? Sí, arriesgarse a ser feliz, a equivocarse y aprender,  a ilusionarse y desilusionarse, a amar y ser amado; en resumen, arriesgarse a vivir.  

Duele despegarse de aquellas personas que en algún momento te hicieron un bien, que hicieron de tu felicidad una costumbre y no una emoción más… claro que duele. No obstante, si la tinta con la que escribe esta historia comienza a fallar, lo mejor es no forzarla más a menos que sea para escribir un buen final. Ese debe ser el secreto para que un simple recuerdo se convierta en inolvidable: un buen final. ¿Qué se gana forzando piezas que no entran en el rompecabezas? Quizás en algún momento termines por arruinar gran parte de este. Es simple, si la pieza no va, no va; no sigas buscando una forma de como hacerla encajar, busca la que encaje perfecto en el espacio vacío que a tu vida le falta llenar; no lo llenes con piezas rotas o desfiguradas solo para sentirte ‘completa’, recuerda que lo que más importa es el recorrido y no el final. Anímate a buscar nuevas piezas, nuevos juguetes, nuevas historias, nuevas personas; anímate a decirle sí al reto, sí a arriesgarse, sí a fallar, sí a volverlo a intentar y sí a triunfar. Acepta a la vida y no le cierres la puerta; así como tiene penas, también tiene alegrías; así como tiene equivocaciones, también tiene lecciones; así como tiene finales, también tiene nuevos inicios.

Para terminar con todo esto, solo me faltaría compartir con ustedes una frase que resume el tema y adicionalmente termina con mi reflexión: “Existen personas que simplemente pasan por tu vida para cambiarla, no para quedarse”. Acepta el cambio y toma el riesgo de asimilar que por más vueltas que des, la vida debe continuar. En algún momento te encontrarás con el terrible reto de querer mirar hacía atrás, y si realmente aprendiste, voltearás a sonreírle a lo que dejaste atrás y seguirás hacia adelante. No te detengas, el show debe continuar. 

viernes, 29 de junio de 2012

Give me everything tonight

Una noche, al parecer, interpretado hoy en día como el leal energizante y veneno de sinceridad que todo adolescente busca y encuentra, el único factor que nos ofrece un hincapié para realizar nuestros sueños, nuestras viles fantasías, nuestras ganas de llegar a lo prohibido; todo aquello que no nos atrevemos a hacer o decir a la luz del día. Tal parece que la mañana se ha convertido en el tiempo y momento de concretar las cosas que se van a tomar de manera seria, y por otra parte, la noche te da la oportunidad de superar el paso de la imaginación y en ocasiones la noche emborracha más que el alcohol
Pero la pregunta clave que redunda el presente tema es: ¿Quiénes son fieles víctimas de una noche? En primer lugar, están aquellos que gustan de alguien pero no se sienten preparados para ser parte de una relación seria o simplemente aún tiene dudas de sus sentimientos. ¿Qué es lo que esperan o piden de esa noche? La inesperada e injustificada oportunidad de hablar el tiempo perfecto con esa persona, bailar y sentir el ritmo del corazón a través de la mirada y la sonrisa, decir o escuchar cortejos de manera sincera que el mismo ambiente maquilla como una broma del momento. Todo lo que abarca este único momento siempre, o en la mayoría de los casos se concreta con un inculpable beso, que no necesita de explicaciones ni argumentaciones, no necesita preguntarse ni responderse, tan solo lo interpretas como “fue algo del momento, solo pasó”.
En segundo lugar, están aquellos que se encuentran comprometidos, los fieles infieles que luchan con una fantasía encima que de manera muy clara no se puede realizar. No, no quieren cambiar su relación, ni mucho menos estar en dos a la vez, solo desean saborear la manzana del pecado por un segundo; esta es, sin duda alguna, una de las mayores tentaciones que nos persigue toda la vida y con más razón en la vida nocturna, quizás la más peligrosa y deliciosa. ¿Está mal? No podría responderlo yo, en alguna oportunidad fui la manzana y también Eva, pero también me tocó ser Dios. Como un minuto de probar la fruta prohibida da por terminado una estable construcción que se tomo mucho tiempo de realizar para que quedara estable. Sí, en otros términos... la infidelidad, pero sobre eso profundizaré más en otra oportunidad.
En tercer y último lugar, están aquellos rodeados de personas sin rostro. Aquellos hombres que teniendo a Margarita, la confunden con Soledad, aquellas mujeres que teniendo un amor de primavera, prefieren llegar a verano. ¿Qué tanto puede llenar la soledad? ¿Cómo la compañía de una noche llena el vacío de meses y quizás años? No, no lo llena, o mejor dicho no del todo. ¿Divierte? Sí. ¿Te comprometes a alguna situación de la que te puedas arrepentir luego? No. Entonces, ¿qué esta mal en ellos? El tiempo, una noche no dura para siempre.
En realidad, una noche es el último gol que gana el partido, pero no la final; es la oración que termine el párrafo, pero no el ensayo. Una noche te da esa pieza rota que le falta a tu corazón, pero solo por un momento, sea malo o bueno, vives lo que quieres vivir. ¿Por qué no intentarlo? A menos que quieras vivir de tan solo imaginarlo. So you… give everything tonight, for all we know… we might not get tomorrow, let’s do it tonight!

jueves, 10 de mayo de 2012

Entre clavos & martillos

“Un clavo saca a otro clavo”. Aquella frase que se ha convertido en la más sencilla solución para ponerle otro nombre al olvido; superación y, como en la mayoría de casos, remplazo. ¿Qué fácil resulta esto verdad? Copiar todo sentimiento y sembrar toda ilusión, que sentiste de manera sincera por cierta persona con la cual viviste lo que es el enamoramiento real y crudo, en cualquier otra persona que se asemeja mucho a lo que tu buscas de alguien; y bueno… por supuesto tu crees que eso se convierte en tu próximo amor y al otro “comosellame,yanorecuerdo(dice)” quedo en el olvido. Honey, you’re wrong. Eso lamentablemente se conoce o denomina como excusa. Y de manera amplia y global, se sabe que toda excusa sirve para ocultar algo que no quieres para ti; sería el plan perfecto, sin embargo, existe el pequeño y casi no considerado problema que abarca aquel extraño y no pensado momento en que de una u otra manera lo tienes en frente. ¿Y que pasó? Al parecer volvió todo a ti, ese cosquilloso escalofrío al tenerlo cerca, aquel nudo en la garganta que no te permite expresar ni siquiera un ‘hola’, aquella sonrisa pintada, aquellos ojos iluminados y toda esa tormenta de emociones que intentas detenerlos con una simple y ya conocida mordida de labios. Recuerdo que hace unos meses una de mis mejores amigas me dijo en forma de broma unas de las mejores respuestas para este problema. “Si un clavo saca a otro clavo, yo mejor me consigo un martillo de frente”. Sonara tonto pero su totalidad cierto. ¿Para que esperar o, peor aún, buscar a una persona que remplace toda esa nueva forma de vida que aquel primer gran amor te mostró? Remplazar, cambiar, sustituir… todas, fáciles opciones o sencillas salidas que todos los desilusionados optan por hacer; no lo olvidaste, tan solo conseguiste una fotocopia a color

domingo, 15 de abril de 2012

Diarrea Sentimental


A decir verdad, estas pueden ser para mi las palabras que mas me cuestan escribir, quizás es por eso que me demore tanto en terminarlo. Comenzaré sin ningún principio, solo dejare que fluya. ¿De qué te avergüenzas? Minutos después de aquella pregunta vives lo llamado ‘vomito verbal’. Me enamoré. ¿Y qué fue lo que pasó? Nada, eso fue lo que más paso. Todo lo que pude permitir que pasara lo evite sintiendo miedo de enamorarme cuando ya era cotidiano y algo repetido sentir ese horrible cosquilleo en el estómago junto a una manzana atravesada en la garganta. No entiendo como pueden decir que es algo hermoso, yo lo sentí como lo más horrible, pero en algunos momentos pudo verse y sentirse como lo más horriblemente hermoso (no dejaré de reconocerlo). ¿Estúpido, cierto? Ahora ya comprendo el propósito de la metáfora “siento mariposas en el estomago”, debido a que estos insectos nos dejan mayormente maravillados con la belleza de sus alas, sin embargo cuando decides dar algunos pasos más cerca para poder ver con más claridad lo que ocultan esos hermosos y vistosos colores quieres salir corriendo de miedo lo más pronto posible. ¿Irónico no? Lo que se pinta de bello se convierte en algo aterrador en el momento en que uno decide acercarse. Tienes miedo de algo que inició viéndose tan bello pueda hacerte daño. Así fue mas o menos  la diarrea sentimental que a mi me dio, yendo y huyendo de la mariposa mas colorida y libre. Por esta misma razón es que hoy se cumplen 70 noches sin dormir para mi, debía escribir algo en memoria de aquel hecho. Presentía que esto dolería, molestaría, y a la misma vez alegraría; pero jamás me imagine que me atacara tan fuerte. ¿Cómo podría yo haberlo sabido? Fui primeriza en esto, no entendía todo lo que abarcaba; y por otro lado, no tenía interés en averiguarlo (miedo). Ahora ya sé que significa enamorarse sin necesidad de consultar al diccionario, cuál es la causa de toda esa torpeza que se daba al estar junto a esa persona, aquella sonrisa que alguien podía pintar en tu rostro con indeleble dejando a una desarmada, aquel escalofrío que sentía cuando lo sentía muy cerca, esa fuerza que te hace expresarte hacia él  con palabras cursis y poco reales que en algún tiempo atrás al escucharlas te generaban ganas de vomitar, y aquel nudo en la garganta que se generaba al querer decir algo cuando él esta cerca. En mi defensa, yo no lo busque, como diría el chavo: fue sin querer queriendo; solo se dio, y al saberlo ya no podía hacer nada. Me hubiera encantado saber un poco antes de la existencia de esta hermosa postura a la que he decidido atarme desde hace algunos días: filofobia. No, no le tengo miedo a la filosofía; a decir verdad, hasta ahora no comprendo del todo lo que abarca ese tema, me parece algo confuso a pesar de que me encante usar esa palabra en mis relatos o mas de manera mas personal en mi diario. En realidad, las personas filofóbicas son aquellas  que tienen miedo a enamorarse. ¿Y por qué no? Es horrible, y no lo pensaría dos veces al defender sus ideologías. En algunos casos es mejor alejarse que tratar de convivir con algo que para algunos no es lo mejor, como yo. Por el momento, permaneceré en esa postura, tengo esperanzas de que pueda resultar, es mejor solucionar los problemas del mismo corazón, o en este caso de la mente (Estas de lo mejor y se te da por enamorarte, ¡en que mundo!). Y bueno, por el otro asunto solo tengo una palabra que describe todo: Adiós.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Perdiéndote hoy no lo sentiré mañana

"No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”: una frase con cierta esencia filosófica que nos transmite la enseñanza de aprender a vivir el hoy como si no existiera un mañana; o en pocas palabras, aprender a vivir. Sin embargo, algunos episodios de nuestro pasado o situaciones que presenciamos en nuestro alrededor nos incentiva a sentir miedo propio a equivocarse y aprender; algo quizás llamado “Yoquieroserperfectofobia”. La única pregunta importante acá: ¿de que nos sirve todo esto? Yo también busque la vida perfecta, y ni por el norte la encontré. La perfección no consiste en hacerlo todo bien; todo lo contrario, se trata de caerse mil y un veces y poder solo levantarse; de recuperarse luego de una puñalada por la espalda. Hoy: tu amarrada en la cama, sin querer salir solo por las ganas de evitar algún cruce con el. ¿Y quien es el? Quizás el único hombre que hasta el día de hoy no se haya marchado tras haber  escuchado mas de una vez un no tartamudeado de tu boca, quizás el que te obliga a hacerle caso a tu alma inocente llena de ilusiones, y no a tu mente sobrecargada de recuerdos ni tu corazón algo ya experimentado.  ¿Y es que acaso no sientes ese deseo de arriesgarte a sentir, a descubrir que hay alguien que como dicen muchos te bajaría todas las estrellas del cielo para que acompañen aquel brillo de tus ojos? ¡Lánzate! Atrévete a sonreír sin razón, a que se corte tu voz cuando lo sientas cerca. Atrévete a aceptarlo. Puede que en dos semanas o cinco meses salgas lastimada; o a lo mejor no y vivas un hermoso momento junto a esa persona. En este océano atacado por mareas ahogando ilusiones no puedes cuestionar nada porque todo y nada tienen respuesta. Puedes encerrarte y seguir evitando no sentir nada después ahogando todo posible presente que se te presenta, pero no te sorprendas si tu ayer no se supere mañana. (C24)

jueves, 19 de enero de 2012

Sin ser matemática: Ángulo Mitad

Incluyendo todas las definiciones que siempre me transmitieron de la relación que existe entre un órgano y su función podría concluir basándome puramente en la cultura, que cada uno de nosotros poseemos un solo corazón y quizás por un no identificado margen de error no puede dividirse en dos. (A pesar de que en las respectivas operaciones las separen según la arteria)  
Por lo tanto, solo podemos querer de una forma romántica a una persona a la vez, puesto que por una cuestión de origen y antecedentes asociamos el corazón con el sentimiento de amor, cuando cabe la posibilidad de no verse como una paradoja aquella hipótesis que afirma que quizás el que sienta todos estos sentimientos románticos que necesitan de una mejor calidad de investigación sean los pies
¿Por qué no? El corazón es un órgano que por definición sabemos que bombea sangre con sus arterias, vasos sanguíneos y de hecho con otras cosas más para llevar la sangre a cada parte del cuerpo humano y seguir la regla de circulación planteada, pero esto no se trata de una clase de anatomía. 
Me pondré en la posición de todos los creyentes de la definición de amor; siendo así, en algún momento confiesas sentimientos ‘inhumanos’ en los que decimos cosas sin alguna argumentación científica, lógica y/o humana; y la única explicación que todos optan por aceptar es que cayeron en la misma trampa que todos; si, estás enamorado. “Mi corazón late por ti”  Mentira: late por vivir, por dar conexiones de circulación a la sangre y entre otras funciones. 
'Déjalo, esta enamorado'; ya lo perdimos. ¿Pero de quien? Es ella o nada, una segunda no existe y para esto tenemos el teorema de ‘te hice daño y ya no debo’, o sino podemos resolver la misma ecuación con el segundo teorema de ‘tengo miedo a volver a enamorarme de ti’. 
¿Tienes miedo? Lamento afirmarte que en algún día, tarde o temprano, caerás; como un castigo o como un regalo, la situación lo demanda. ¿Cometiste un error? Bienvenido al mundo del ser humano donde nadie es perfecto y luego de equivocarse debe volver a intentar con lo nuevo que aprendiste. Estás creando una excusa en forma de persona para evadir la realidad; te estas enamorando. No caigas en el autoengaño. (J22)