jueves, 10 de mayo de 2012
Entre clavos & martillos
“Un clavo saca a otro clavo”. Aquella frase que se ha
convertido en la más sencilla solución para ponerle otro nombre al olvido; superación
y, como en la mayoría de casos, remplazo. ¿Qué fácil resulta esto verdad?
Copiar todo sentimiento y sembrar toda ilusión, que sentiste de manera sincera
por cierta persona con la cual viviste lo que es el enamoramiento real y crudo,
en cualquier otra persona que se asemeja mucho a lo que tu buscas de alguien; y
bueno… por supuesto tu crees que eso se convierte en tu próximo amor y al otro “comosellame,yanorecuerdo(dice)”
quedo en el olvido. Honey, you’re wrong. Eso lamentablemente se conoce o
denomina como excusa. Y de manera amplia y global, se sabe que toda excusa
sirve para ocultar algo que no quieres para ti; sería el plan perfecto, sin
embargo, existe el pequeño y casi no considerado problema que abarca aquel
extraño y no pensado momento en que de una u otra manera lo tienes en frente.
¿Y que pasó? Al parecer volvió todo a ti, ese cosquilloso escalofrío al tenerlo
cerca, aquel nudo en la garganta que no te permite expresar ni siquiera un ‘hola’,
aquella sonrisa pintada, aquellos ojos iluminados y toda esa tormenta de
emociones que intentas detenerlos con una simple y ya conocida mordida de
labios. Recuerdo que hace unos meses una de mis mejores amigas me dijo en forma
de broma unas de las mejores respuestas para este problema. “Si un clavo saca a
otro clavo, yo mejor me consigo un martillo de frente”. Sonara tonto pero su
totalidad cierto. ¿Para que esperar o, peor aún, buscar a una persona que
remplace toda esa nueva forma de vida que aquel primer gran amor te mostró?
Remplazar, cambiar, sustituir… todas, fáciles opciones o sencillas salidas que
todos los desilusionados optan por hacer; no lo olvidaste, tan solo conseguiste
una fotocopia a color.
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